lunes, 28 de enero de 2013

lunes, 7 de enero de 2013

dudas gastronómicas



Tiene hambre, pero ya no le quedan ganas de cocinar. Apenas quedan dos o tres ingredientes frescos y sanos. El resto caducaron hace tiempo y aunque desearía con todas sus fuerzas que volvieran a tener el mismo sabor que un día le encendió el paladar, sabe que a veces es mejor esperar y soportar el hambre, por dolorosa que sea, en lugar de ponerse a exprimir los restos de la cena del día anterior. La impaciencia puede provocar indigestión y la indigestión es mucho más destructiva que el hambre. Tiene miedo de acabar envenenando a alguien.

A menudo se acerca a la cocina, observa, abre armarios y recupera olores que le nublan la vista. Se muere de hambre, querría pegarse un atracón, devorarlo todo sin pensar en las consecuencias… pero sabe que un empacho nunca es la solución, que luego solo se siente culpable y tiene que volver a recoger el vómito y las lágrimas sin que nadie se dé cuenta.

Solo quiere poder ir a un restaurante y no equivocarse con su elección.