lunes, 10 de mayo de 2010
martes, 4 de mayo de 2010
Martes por la noche. Luces apagadas, música de fondo....y acción! Cambia su pijama por un billete de ida y vuelta a la sala de espera de un loquero bigotudo que tararea canciones de Lou Reed mientras mastica un chicle ya gastado. No tiene claro su objetivo pero espera poder dibujarlo en la libreta cuadriculada que metió en su mochila tan sólo dos horas antes. ¿Qué quería soñar aquella noche? No importaba...de todas formas, acabaría subiendo las persianas con la resaca de haber perdido el tiempo bajo la mesa de la terraza. Por suerte, ha empezado el buen tiempo y no tiene que preocuparse por coger un jersey. La última vez casi logra subirse a hombros de ese tipo alto y fuerte que le prometió acercarla al cielo. Pero le interrumpió el ruido de la cafetera agitándose en la cocina. Basta de donuts azucarados. Ella sólo quiere un desayuno con diamantes. Como en las buenas familias, ésas con cortinas floreadas y manteles bordados. Y qué más da si suman tres o cinco, al fin y al cabo, todo son números impares....y qué importa un número cuando tienes a todo tu público esperándote impaciente. Apenas se ha puesto el rimmel y ya se escuchan voces coreando su nombre al unísono. ¿Demasiado pronto? Lo dudo. Lleva toda su vida esperando este momento.
Vientos favorables. Luces de colores.
Un traje nuevo, un espejo distinto. Falta tiempo y sobran prisas. Pero los nómadas de países inventados y las palomas de pies descalzos ya conocen el camino. Dos pasos al Norte, justo después del mal genio, dejando atrás las malas caras, en la esquina con el respirar profundo. Estoy a gusto. Quien a buen árbol se arrima, ciento volando.
Pito, pito, colorito, dónde vas tú tan bonito. Tú besarás al chico o a la chica que te guste más.
Tú...yo... Alguno de los tres. Que salga. Que hable.
Mientras, en lo oscuro de su habitación, se intuyen algunas notas de la melodía sabrosa que años antes le había impregnado la piel. ¿Quién le inyectó su sonrisa? ¿Quién tiene el antídoto?? Escondedlo!
Pon la mesa, lava los platos, plancha la ropa....
Contratos de juguete que saben a un futuro mejor. Palabras intercaladas que piden más de lo mismo.
Se puede? soy la vecina....puedo jugar??
Y olé.
Un traje nuevo, un espejo distinto. Falta tiempo y sobran prisas. Pero los nómadas de países inventados y las palomas de pies descalzos ya conocen el camino. Dos pasos al Norte, justo después del mal genio, dejando atrás las malas caras, en la esquina con el respirar profundo. Estoy a gusto. Quien a buen árbol se arrima, ciento volando.
Pito, pito, colorito, dónde vas tú tan bonito. Tú besarás al chico o a la chica que te guste más.
Tú...yo... Alguno de los tres. Que salga. Que hable.
Mientras, en lo oscuro de su habitación, se intuyen algunas notas de la melodía sabrosa que años antes le había impregnado la piel. ¿Quién le inyectó su sonrisa? ¿Quién tiene el antídoto?? Escondedlo!
Pon la mesa, lava los platos, plancha la ropa....
Contratos de juguete que saben a un futuro mejor. Palabras intercaladas que piden más de lo mismo.
Se puede? soy la vecina....puedo jugar??
Y olé.
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