martes, 23 de abril de 2013

un trocito de Sant Jordi

 Valentine book with rose cookie


Cometí el error de enamorarme de una princesa. Los peores errores son los que cometemos involuntariamente, los que no podemos controlar. Aunque lo mismo sucede con los grandes aciertos.Yo aún no alcanzo a determinar si lo mío fue error o fue acierto o si, simplemente, acerté equivocándome.

Jamás le escribí un poema, jamás.

Nunca soñé con ella, ni la observé en silencio; ni siquiera imaginé cómo sería acariciar su piel o besarla.

Pero la amaba.

La amaba tanto y la soñaba tan poco que enfermé.

Y mi piel se volvió cada vez más dura.

La amaba tanto y la imaginaba tan poco, que mis ojos empezaron a mutar su forma y color, adquiriendo un nuevo aspecto amarillento.

La amaba tanto y la toqué tan poco que mis extremidades desarrollaron formas monstruosas y protuberantes.

La amaba tanto que nunca la besé. Y mi boca empezó a arder.

Tanto la amé que nunca pude amarla. Tanto la cuidé que vinieron a rescatarla.



domingo, 21 de abril de 2013

vida en un día




Reloj Kensington Station

 

Abro los ojos. Son las 6. Me duele todo, estoy mareado y pringoso. Miro a mi madre, me mira. Intuyo que el calvo es mi padre. Nos vamos a casa. Tengo una cama cómoda. Me cuesta dormir. Me gusta desayunar tostadas con jamón serrano. Detesto la leche. Me obligan a tomarla. Me gustan los aviones, las cometas y el color verde. Juego a que soy un paracaidista y me hago daño. Muchas veces. Me echan bronca. Más veces. Soy el único de la clase que tiene el Final Fantasy III. Julián se compra el IV. Nos peleamos y nos dejamos los ojos morados.

Son las 12 h. Quiero ir a la fiesta que organiza Andrés. Me escapo. Vale la pena. Me gusta mi profesora de latín. Me dejo el pelo largo y me pongo gafas para parecer intelectual. Empiezo a leer a Chesterton y luego a Focault, hasta que descubro a Eduardo Mendoza, que me hace reír. Me río, me río mucho. Pruebo la marihuana. Me río más. Intento aprender a tocar la guitarra. Soy un desastre y me destrozo los dedos. Me compro la colonia que sé que le gusta a Sandra. Me gusta el olor de Sandra.

Son las 15h. Perdemos el avión hacia Viena y cogemos uno que va a Lisboa. No es lo mismo, pero conocemos a Carlos y a Luisa. Apruebo todos los exámenes y me gradúo. Sigo sin saber por qué estudié publicidad y pienso en ser piloto. Sandra se muda a Lisboa y me pide que me quede con Bruce, su perro.

Son las 17h. Llego tarde a mi entrevista. Me sudan las manos y los pies. Agradezco que Andrea me obligase a afeitarme antes de salir de casa. Pienso en invitarla a cenar con mi familia estas navidades. Discutimos. Se va y me quedo solo con Bruce, otra vez. Me suben el sueldo y me cambian de despacho. Sigo pensando en ser piloto. Y sigo pensando en Sandra.

Son las 19h. Carlos y Luisa me invitan a su casa de los Alpes. Me rompo un brazo esquiando. Sigue sin gustarme la leche, aunque me la echo en el café. Me encuentro a Ramón en la despedida de soltero de Carlos. Hablamos de negocios y me presenta a Lídia. Bruce se pone enfermo. Mi madre se enfada porque nunca la llamo. Me largo a Indonesia. Pienso en Sandra.

Son las 20h. Estoy nervioso y miro a mi padre, que mira el reloj. Lídia y yo nos damos el sí quiero. Ella quiere que vayamos a cenar con sus amigas y yo prefiero quedarme en casa. Voy al gimnasio. Me engordo. Descubro un restaurante japonés exquisito. Intento aprender japonés. Lo dejo. Le digo a Lídia que sigo yendo a clase de japonés. Se queda embarazada. Mi madre muere.

Son las 21h. Lucía quiere un perro o un hermano. Le compro un fox terrier. Ella me regala un cenicero con mi nombre. Le gustan la leche y los espagueti carbonara. Jugamos al ahorcado. Nos cambiamos de coche y nos vamos de vacaciones a la Toscana. Como mayonesa en mal estado. Acepto un trabajo en Barcelona. Llego tarde a casa. Celebramos el cumpleaños de Lucía en el McDonald’s con sus amigos. Veo a Sandra. Está casada con un piloto.

Son las 22h. Va a empezar mi programa favorito. El suelo está sucio. Lucía me llama para preguntarme si prefiero carne o pescado para el menú. Cambio de canal. Me quito las gafas. Bebo un vaso de leche. Cierro los ojos.

domingo, 7 de abril de 2013

Lo que ellos no saben





Lo que ellos no saben. Ahí es donde vivo.

En el rincón entre el disimulo y el escondite. Donde se juntan las ganas de lo prohibido con el miedo y el vértigo. Justo en el mismo lugar en el que se construyen las excusas y a donde van a parar los malentendidos.

Ese hueco incómodo, esa ranura estrecha que separa lo legal de lo clandestino, que obliga al camuflaje de los sentidos mientras invita a la explosión de las emociones. Ahogado por los gritos de un impulso salvaje que tiene que pedir permiso a las condiciones para que le dejen salir. Me alimento de la incógnita y me visto con la curiosidad.

Soy cliente habitual de la tentación, intercambio cromos con la seducción y el poder, pero me acuesto todas las noches con la inseguridad.

Si ellos supieran. Ahí es donde empiezo a morir.