sábado, 21 de septiembre de 2013

La paradoja matemática de la nostalgia

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Cuanto mayor es el tiempo que hemos dejado atrás, más irresistible es la voz que nos incita al regreso. Esta sentencia parece un lugar común, sin embargo es falsa. El ser humano envejece, el final se acerca, cada instante pasa a ser siempre más apreciado y ya no queda tiempo que perder con recuerdos. Hay que comprender la paradoja matemática de la nostalgia: ésta se manifiesta con más fuerza en la primera juventud, cuando el volumen de la vida pasada es todavía insignificante.

La ignorancia, Milan Kundera

jueves, 12 de septiembre de 2013

Bu


Yikes!

Miedo.
El que siente ella durante las turbulencias del viaje que finalmente se decidió hacer.
El que no puede evitar la madre que mira el reloj de madrugada, sin noticias de su hijo adolescente.
El que impide que él la bese.
El que despierta la pregunta ¿por qué no me besó?
El que se apodera de una sociedad entera para contener reacciones legítimas.
El que inquieta al enfermo que no se aventura a hacer planes para mañana.
El que la obliga a tenerlo todo a punto antes de que él regrese.
El que deja en blanco al actor que está a punto de salir al escenario.
El que le disuade de probar esas pastillas.
El de no estar a la altura.
El de las alturas.
El del qué dirán.
El que te doy yo.
El que me tienes tú.

Miedo a preguntar. Miedo a saber. Miedo a responder. Miedo a vivir y a morir. Miedo a que lo malo sea siempre malo, miedo a que lo bueno no dure eternamente.  

¿Son todos el mismo? ¿Saben todos igual? Solo hay una manera de saberlo: comámonoslos todos.