A veces, el mundo da señales de haberse vuelto loco. Y la tele es el mayor síntoma. Ayer a las 23:15h La Sexta estrenaba su nuevo programa, “Princesas de barrio”, justo después de habernos brindado el lujo de escuchar al maestro Iñaki Gabilondo en el espacio que Jordi Évole utiliza para la crítica social nada despreciable. Evidentemente, el cambio fue devastador. En un instante pasamos del ingenio, la elocuencia y la diplomacia de un maestro del periodismo a la exaltación gratuita de la más absoluta vulgaridad y garrulismo. Y ni siquiera tuvieron la delicadeza de colocarnos un solo anuncio de por medio para que nuestros cerebros pudieran cambiar el chip con la suficiente antelación como para establecer que cada programa pertenece a un estadio mental distinto.
Y ahí estaban: seudo-actrices forzadas a hablar como Belén Esteban porque, según parece, lo que vende ahora es atentar al lenguaje deliberadamente; exponiendo sus vidas e intimidades sin ningún pudor, exhibiendo una realidad claramente marcada por un guión que se esfuerza por acercarnos a estas incultas prefabricadas con algún objetivo oculto que aún trato de averiguar. ¿Qué pretenden con este programa? ¿cuál es el fin maquiavélico que nos están escondiendo esta vez? ¿quieren normalizar o, peor aún, ensalzar la ordinariez en vista de que ese es el futuro al que se encamina inevitablemente nuestro país? ¿quieren acallar a aquellos que se quejaron de la inadecuación de un programa como “Mujeres ricas” en tiempos de crisis? O, sencillamente, ¿La Sexta ha terminado cayendo en las tentadoras garras de la tele-basura, fábrica de estereotipos y personajes decadentes?
Por otro lado, “Princesas de barrio” es una nueva contribución a la deformación de este término, que hasta hace poco, al menos para mí, sugería feminidad, fragilidad, elegancia y un cierto encanto. Hoy ser princesa ya no tiene misterio, ha perdido toda su connotación mágica y evocadora. Ahora las princesas ya no besan a los sapos. Ahora los sapos son princesas con tetas de silicona.
Totalmente de acuerdo. Desgraciadamente en este país todo lo que vende -sea en TV o donde sea- se exprime hasta la saciedad. Lo que habría que preguntarse es qué producto queremos vender y qué reflejamos en un medio tan importante como es este.
ResponderEliminarHasta el término "mediocre" tiene encanto también, siempre que no se relacione con según qué cosas.
Aburrimiento soez.
...cómo me gusta comprobar que aún hay gente con criterio, yo animo a los míos a la crítica y me encanta que se enrabien cuando ven o oyen barbaridades como las que se estan mostrando gratuitamente en los medios!!...ejemplo de barbarie, nuestro vecino Berlusconi con su historia delirante!!! estoy escandalizada, esto es intolerante, como decian mis abuelas: "dónde iremos a parar??"
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