martes, 19 de abril de 2011

Tómatelo con filo, SOFÍA





Cuatro días más tarde...y las musas siguen de vacaciones. Claro, es que ¿a quién se le ocurre cumplir años justo antes de semana santa? Todo el mundo sabe que no hay que mezclar el confeti con las letras. Un poco de orden, por favor. Que dudo mucho que esté permitido colocar La magnitud de la tragedia junto a Un día de cólera. No en la misma estantería. Pero hay que ser una profesional de la biblioteca para saber esas cosas...no todo el mundo está preparado, son 24 horas muy intensas.

Veintiséis, veintisiete...por dónde íbamos? Fresas con plátano, mona doble...no, monas, no...monísimas. El sujeto A no se ha traído las gafas del cerca y por eso lleva puesto un globo en la cabeza. Un blog que destiñe frases demasiado usadas que aun así conservan un encanto especial. Algo diferente, algo que no venden en los chinos. Y ahí estás tú. Justo en medio. A un paso del camino de baldosas amarillas. ¿Qué hacemos? ¿A qué jugamos? La respuesta solo puede estar en la despensa. Allí es donde se guardan las risas enlatadas. Y sino que se lo pregunten al pelo neglo. Si me compras palomitas, te invito al Music Box, pero solo se permiten tres cambios de ropa, que no estamos en Lluvia de estrellas. Para que luego digan que el Crunch no es bueno. Pues peor son los coros celetes. ¿Qué quieres que te diga? A mí siempre me ha gustado ese remitente en el que ponía “Bigues i Riells”. Felicitats. I bona nit.

1 comentario:

  1. El color de las fresas indicarán lo que quieran, pero yo no veo que los huevos de Pascua estén pintados como siempre. Ya sabes, esos trazos a medias, ese color de manos manchadas que titubean. Todo por el miedo a no elegir el color adecuado.
    Habrá que seguir pintando, no?
    Quizá nos falte algo de azúcar, aunque tú siempre has sido de fruta sin almíbar y de Coca-colas falsas. Un mojito, por favor. Pero sin azúcar, que luego nos desorinamos. Qué sinfín de frases sin sentido para una sola noche con vídeos que ocultan lo nunca visto.
    Lunes de Pascua, qué contrariedad. ¿Pero un lunes puede ser fiesta?, ¿un día de agosto podemos vernos?. En la playa, claro. Las montañas son para octubre.
    Tú que siempre has tenido un pie a punto de bailar y otro que a veces vuela -en su justa medida, porque una se repite cada día ante el espejo que hay que tener los pies en la tierra, aunque sea en el espejo de Blancanieves-, podrías invitarme a los caballitos de madera y a tomar un Calipo de esos que terminan rebozados en la arena. ¿Bañador?, ¿me traigo el pijama o mejor unos disfraces?.
    Ya no quedan huevos de Pascua... Pero en el fondo nunca creí en lo del conejo, si no lleva reloj, no me acaba de gustar.

    Llegan las chanclas de colores y los ridículos modelitos. Esto despega.

    GRACIAS

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