Hábleme de las matemáticas. No. Mejor te las
cuento. Que lo mismo se cuenta una historia que hasta diez. No, diez historias
no. Ni 10. Lo primero es lo primero y el orden de los factores no altera el
producto, así que donde caben dos, caben 3, pero nunca tres, que ya ocupan
demasiado. El problema es de raíz y
habrá que enfocarlo desde otro ángulo para evitar que se eleve a su máxima
potencia. Está claro que lo de los catetos no ayuda, pero siempre podemos
salirnos por la tangente y de paso tocar algún seno de refilón. Mejor aún: un
coseno. A malas nos conformaremos con el resto o el residuo, que no necesitan
operación y no se andan con hipótesis. Al fin y al cabo, la incógnita ya la
despejó Sabina: dos no es igual que uno más uno.
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