Tú no
lo sabrás nunca, pero estuviste. Cambiaste tus planes, abriste las puertas.
Quizá
nunca llegues a enterarte, pero quisiste quedarte, te gustó, te gustaba, te
gustabas. Aceleraste el paso y pudimos encontrarnos. Perdimos el miedo,
recuperamos las ganas.
Tal vez
jamás serás consciente, pero me agarraste de la mano tan fuerte que solo
podíamos saltar al mismo tiempo. Y lo que aprendimos fue para siempre.
Tú no
lo recordarás. Yo me recuerdo que debo olvidarlo.